Mis trabajos y mis cuadernos infantiles destilaban sin yo saberlo, aires visigóticos, carolingios, góticos, orientales, art decó, new art…
Para mí eran sencillamente letras, bellas letras que mi padre dibujaba en las pastas de mis cuadernos con mi nombre, en las portadas de los forros de mis libros o en los títulos de mis trabajos. Con el tiempo comprendí que aquellas letras, eran auténticas obras de arte.
En mi interior se fue fraguando, casi sin quererlo un amor especial hacia las letras dibujadas y hacia todas aquellas imágenes y dibujos florales que solían acompañarlas.
Yo no sabía en aquellos años lo que era un incunable, ni un manuscrito y muchos menos un manuscrito iluminado.
La primera vez que vi un manuscrito encerrado en una urna de cristal en una exposición religiosa, casi me muero de la impresión. Aquellas letras dibujadas al comienzo de cada página, aquellos márgenes llenos de imágenes pintadas en miniatura, me eran tan familiares, que no podía dejar de mirarlas. Era como si me hablaran. Si… como ya os dije hace días los libros me hablan y desde luego, empezaron a hacerlo hace muchos años.
De alguna manera allí nació mi gran pasión por los manuscritos iluminados. Os explico que se llaman iluminados porque en sus márgenes o a página completa, los textos van acompañados de imágenes alusivas a los mismos pintadas a mano y a menudo con abundantes adornos de oro.
Lo que entonces no podía ni siquiera imaginar, era que la vida me iba a brindar la posibilidad de tener entre mis manos algunos de esos manuscritos iluminados que se conservan en el mundo y mucho menos podía soñar que un día, en mi casa, encima de la mesa del salón iba a descansar el facsímile de uno de ellos. Precisamente uno de los más bellos que se conservan.
Os hablo de un Beato. El Beato de Liébana, Códice de Girona.
Desde que decidí que algún día tendría en mis manos un facsímile de un Beato de mi propiedad hasta que pude hacerlo, pasaron más de 15 años. Y estaba claro que tenía que ser así, en ese preciso momento, porque sin saberlo adquirí el más bello, no solo porque lo es según todos los expertos, sino por algo mucho más importante para mí y es porque es el único manuscrito en el mundo iluminado por una mujer.Yo no lo elegí… me eligió el a mi.
LOS BEATOS
El Apocalipsis de Juan, es el último libro del Nuevo Testamento. Se considera escrito a finales del siglo I, durante el reinado de Domiciano por los años 92-93.
Para los cristianos, el Apocalipsis sigue siendo una “revelación de Jesucristo” y un libro de esperanza. Es uno de los libros más enigmáticos que hayan sido escritos y aún surgen sectas que basan sus predicciones catastróficas en interpretaciones de dicho texto.
En el año 776, un presbítero llamado Beato, del que se cree era monje en el Monasterio de San Martín de Turieno en el Valle de Liébana, llamado después Monasterio de Santo Toribio de Liébana, escribió los Comentarios al Apocalipsis de San Juan con el objetivo de oponerse a una herejía defendida por Elipando, Arzobispo de Toledo, que decía que Cristo, en cuanto Dios, era hijo natural de Dios, pero en cuanto hombre, solo era hijo adoptivo. Entre sus intenciones al escribir el comentario al Apocalipsis, también se encontraba la de alimentar la fe de los cristianos en una Península ocupada en buena parte de su territorio por los árabes, una invasión que para muchos significaba la llegada del fin del mundo.
Beato fue el primer escritor de Cantabria, cuando aún no había nacido la lengua castellana y se usaba el latín
Si la persona de Beato adquirió gran relieve en su tiempo, su Comentario al Apocalipsis, es uno de esos libros que ha pasado a la historia por haber sido objeto del más cuidado sentido estético en su edición manuscrita, a lo largo de toda la Edad Media.
La única manera de difundir el manuscrito, era copiándolo y los encargados de hacerlo, fueron los monjes copistas de los scriptorium de los monasterios.
Se conservan en la actualidad 27 Códices en todo el mundo, 24 de los cuales conservan miniaturas. Han llegado a constituir un género especial por lo que se refiere a la ilustración artística de sus páginas. Son los llamados Beatos, haciendo referencia al autor del texto.
La importancia de los manuscritos denominados Beatos, no son los textos en sí, ya que son una copia del Comentario al Apocalipsis escrito por Beato, sino las miniaturas que los acompañan elaboradas por los mejores dibujantes y miniaturistas de cada época. De ahí el nombre de Manuscritos Iluminados.
Estos manuscritos se elaboraron en los siglos X al XIII
Las miniaturas que los iluminan hacen referencia al propio texto del Apocalipsis y no al texto del comentario.
Varían los estilos, pero no la iconografía, que es invariable.
Sin duda alguna, los Beatos son los manuscritos medievales más importantes y más estudiados.
Están elaborados en pergamino y la parte utilizada para iluminar y copiar los textos, es la parte del pelo que es más porosa y agarra mejor los mordientes que ponían de base para luego pintar.
La escritura utilizada para realizar las copias del comentario al Apocalipsis a lo largo de los siglos, fue primero visigótica, después carolingia y por último gótica.
Las miniaturas generalmente carecen de perspectiva espacial, son planas.
Los fondos suelen ser intensos y los paisajes idílicos.
En las figuras humanas, se resaltan los ojos y las manos para intensificar la tensión espiritual.
CÓDICE DE GIRONA
Es el Beato más iluminado de cuantos se han conservado. 114 miniaturas enriquecidas con oro. 568 páginas, 2 columnas y 38 líneas.
Su escritura es visigótica y está encuadernado en piel estezada.
La responsabilidad del Códice de Girona fue de una religiosa, llamada En. Según el editor Manuel Moleiro, este hecho fue silenciado con la intención de mantener a las mujeres en un papel secundario. Sin embargo, fue ella quien dirigió el proceso de elaboración del Beato y además firma como pintora junto a la fecha en que se hizo, el año 975.
Debió de tratarse de una mujer con poder y con muchos recursos a su alcance. Una muestra de ello, es la cantidad de oro que se puede encontrar en las ilustraciones del manuscrito. Por otro lado la iluminación de este Beato se caracteriza por la innovación, la creatividad y el detalle, sobre todo en los ropajes de las figuras que se representan. Todo ello muy acorde con el espíritu femenino.
En es la autora del único Beato en el mundo realizado por una mujer. Tuvo como ayudante al presbítero Emeterio, pero sus escasas intervenciones no son de la misma calidad.
Lo que convierte a este manuscrito en único, es la enorme cantidad de material ilustrativo que se le añade respecto a otros Beatos anteriores.
Se abre con una Cruz (foto 1) y una Maiestas (foto 2), a los que sigue una visión del cielo del que no se conocen precedentes conservados (foto 3). Siguen seis miniaturas de los evangelistas (fotos 4-5-6) y no faltan tampoco las genealogías (fotos 7-8), que se prolongan en un impresionante ciclo de la vida y muerte de Jesucristo, único de este códice y poco comun en el arte peninsular de la época. (Foto 9)
En el apartado Prologo, sobre la iglesia, aparecen los retratos iluminados de los apóstoles con indicación de los lugares donde predicaron. En los folios 52v y 53r aparece por primera vez representada la imagen del Apóstol Santiago. Este es el primer texto de amplia difusión conocido en el que se relaciona a Santiago con la Península Ibérica. El cuarto por la izquierda es Santiago, encima de su cabeza pone JACOBUS SPAHIA (Foto 11)
Según el Catedrático de Historia del Arte Don Joaquin Yarza, el Beato de Girona, es uno de los más importantes manuscritos españoles de todos los tiempos. Es el más rico de ilustración de los Beatos conservados, aquel del que con mayor razón cabe afirmar que un Beato es mucho más que el comentario al Apocalipsis iluminado, realizado por un abad de Liébana de nombre Beato.
A juicio del prior del monasterio de Silos, Miguel Vivancos, este códice es una muestra perfecta del papel fronterizo de Cataluña en el ámbito cultural durante la Edad Media. Fue protagonista de la comunicación de ideas entre la sociedad castellana y la corte carolingia. Este protagonismo explica el traslado final de este Beato en 1078 desde el Monasterio de San Salvador de Tábara en Zamora hasta la catedral de Girona, donde se conserva actualmente.
La siguiente imagen es única de este Beato y hay que decir de ella que no representa al diablo como a veces se cree. Se trata de un cuerpo humano con senos femeninos, cabeza de canido y cuernos. En esta época el diablo se representaba con figura humana.
Como colofón del Beato, la letra Omega.
Se realizaron exclusivamente 987 ejemplares numerados y testificados ante notario.
Es una copia exacta del original, en la que podemos apreciar las páginas rotas e incluso las manchas y los cosidos de algunas de ellas, en cada uno de los ejemplares reproducidos.
Su peso ronda los 15 kilos y su tamaño 400 X 260 me ha impedido poder escanear sus páginas. Todas las fotografías que presento están realizadas por mi directamente del libro.
Para su elaboración se fabricó un papel especial con las mismas características del pergamino de oveja usado en el texto original.
Le acompaña un libro de estudio del Doctor en geografía e Historia Carlos Miranda García-Tejedor