EL MUNDO DE LOS SUEÑOS

14 febrero 2010

“LOS TRIUNFOS”de Petrarca



Foto 1.- Petrarca


El 29 de abril del 2008, os hable por primera vez de la pasión que siento por los Manuscritos Iluminados

Y de la admiración que desde muy niña sentí por aquellas letras dibujadas y elaboradas con tanto cariño por mi padre para adornar las carpetas que aún conservo, en las que presentaba mis trabajos en el colegio. Son auténticas obras de arte para mí.

También os hablé de la primera vez que mis ojos se cruzaron con un Manuscrito Iluminado encerrado en una urna de cristal y de los 15 años que tardé en cumplir mi sueño de conseguir el facsímil de un Beato. Fue el Beato de Liébana, Códice de Gerona, al que intenté acercaros con mis letras.


Foto.- 2 Beato de Liébana-Códice de Gerona

Lo que no os conté, es que a lo largo de esos años en los que yo soñaba con llegar a tener algún día entre mis manos el facsimil de dicho manuscrito, se cruzaron en mi camino infinidad de libros y manuscritos maravillosos, haciendo continuamente peligrar la posibilidad de poder algún día adquirir ese Beato. Y es que en multitud de ocasiones, algunos de esos manuscritos tuvieron la osadía de hablarme, de seducirme y de hacerme olvidar mi meta cayendo en la tentación de adquirirlos.

Así me ocurrió con la joya que hoy os presento. Y cuando digo joya, no me estoy refiriendo a valor material, me refiero a lo que para mi representa. Ninguna otra joya podría producirme la satisfacción que tener este libro entre mis manos me produce.

Si en el caso del Beato, os hablaba de un Manuscrito inmenso de tamaño y de peso, en este caso tengo que hablaros de un pequeño Manuscrito Iluminado, una bellísima miniatura de 115 mm. de alto por 75 mm. de ancho. Es un libro que casi te acaricia mientras lo ojeas, su tamaño, su calidez y su inmensa belleza hacen posible esta sensación.

Fue amor a primera vista, como acostumbra a ocurrirme con los libros u otros objetos, e incluso con la naturaleza que rodea mi mundo.

Se trata de un facsímil de una de las más bellas ediciones de “Los Triunfos” de Petrarca.
Foto 3.- Los Triunfos de Petrarca
PETRARCA



Francesco Petrarca, considerado por muchos como el mayor poeta italiano de todos los tiempos, nació el 20 de julio de 1304 en Arezzo en donde sus padres Ser Petracco di Parento, abogado que ejercía en la villa de Incisa y su esposa Eletta Canigiani se habían establecido tras ser desterrados de Florencia en 1302.

En 1312 se trasladan a Aviñón, enclave urbano convertido en la sede de la corte pontificia. Afincados en la cercana Carpentras, Francesco fue alumno de un profesor toscano de gramática, que le enseñó latín, lengua que le fascinó desde el primer momento.

Foto 4.- Petrarca

Tras finalizar sus estudios primarios fue enviado en primer lugar a Montpellier para seguir formándose en leyes y más tarde a Bolonia. Sin embargo esta disciplina no llegó a llenarle y es posible que desde siempre continuase alternando estos estudios con la formación literaria que era su verdadera vocación. Sus intereses literarios se habían manifestado tempranamente, a juzgar por la elegía en latín que escribió a la muerte de su madre en el año 1319.

Fue su propio padre quien a pesar de desear que siguiese su carrera en las leyes, le proporcionó los medios necesarios para ir comprando los volúmenes que constituyeron el fondo inicial de su biblioteca, fomentando en Francesco su afición literaria.

Al morir su padre en 1326 abandona su etapa estudiantil y se dedica a realizar una revisión crítica del testo de Tito Livio, hecho que le proporcionó muchísimos conocimientos sobre el mundo antiguo y que más tarde emplearía en sus escritos en latín.

Es en estas mismas fechas cuando se produce su encuentro con Laura. Era una dama bellísima, rubia y de alta cuna. Se sabe que era casada y madre de familia y que falleció en 1348 victima de la peste. Por lo tanto el amor de Petrarca fue “platónico”. Por ello y por su capacidad de fabulación es muy complicado establecer la veracidad no solo de algunos hechos narrados, sino incluso de los propios sentimientos que describe.

Recreaba continuamente su interioridad. La práctica del autoanálisis lo convierte en el primer autor moderno capaz de objetivar sus sentimientos e intimidad. El afán de desvelar todo cuanto pasaba por su mente le obligaba en ocasiones a introducir modificaciones de los datos y a alterar las circunstancias con vistas a crear una versión de los hechos a la medida de sus deseos.

El cultivo de su pasión por Laura, no le abandonó jamás. Primero fueron sus sentimientos impetuosos convertidos en dolor a causa de la falta de correspondencia del ser querido. Tras la muerte de ella, paso a sublimar sus vivencias.

Petrarca escribió la mayor parte de su obra en latín: su gran poema “Africa”, sus églogas y salmos penitenciarios y sus epístolas, suman millares de versos latinos. Sin embargo pasó a la posteridad sobre todo por sus composiciones en lengua Toscana, consiguiendo hacer de su propia lengua una lengua literaria.

Foto 5 .- Petrarca

Humanista con una profunda formación latina, mantuvo una constante preocupación por formarse en su propia lengua. Existe una página autógrafa conservada en la Biblioteca Vaticana (Vat. Lat.3196) en la que se ve cómo a partir de los versos de Cátulo va elaborando sucesivas expresiones, dudando y anotando de su puño y letra, hasta elegir la forma definitiva, trasladada a su lengua Toscana.

Las correcciones, tachaduras y notas al margen hablan por sí solas del esmero con que Petrarca seguía perfeccionando sus textos hasta el final. Al morir en 1374, entre sus papeles se encontraron Los Thriumphi, con numerosas alteraciones y cambios y en desorden. A eso se debe la distinta ordenación que a menudo presentan las diversas ediciones.
Foto 6.- Texto manuscrito de Petrarca
LOS TRIUNFOS


Los Triunfos fueron un tipo de creación literaria de enorme éxito y muy frecuentes en su época. No solo los de autores italianos alcanzaron fama en España, hubo autores españoles que llegaron a ser conocidos en Italia por sus propios Triunfos.

Esta obra de Petrarca influyó en innumerables autores en lengua castellana, como Jorge Manrique, el Marqués de Santillana y el Canciller López de Ayala.


EL MANUSCRITO


Se trata del Códice Vitr. 22-4- de la Biblioteca Nacional que data del último cuarto del siglo XV

Foto 7.- El Manuscrito

Procede de la biblioteca que el Cardenal Francisco Xavier de Zelada, romano de origen español, había formado en Roma a fines del siglo XVIII, y que, al ocupar los franceses los estados pontificios y ser desterrado, trasladó a Toledo y donó a su Catedral. De la Catedral de Toledo pasó en 1869 a formar parte de la colección de manuscritos de la Biblioteca Nacional.

Siempre me ha sorprendido cuando he podido ver los originales de estos bellos ejemplares, la forma tan (digamos poco estética) de identificarlos.
Foto 8.- Identificación del Manuscrito

En la parte izquierda figura la inscripción de la Biblioteca Nacional y en la derecha su identificación en la Biblioteca originaria del Cardenal Zelada

Es una coedición realizada en 1996 entre la Biblioteca Nacional y Vicent García Editores, S.A. Sin embargo quiso la casualidad, que esta belleza se cruzara en mi camino en el año 2004, justo cuando se celebraba el séptimo centenario del nacimiento de Francesco Petrarca. Son ese tipo de coincidencias las que a menudo me producen una inmensa satisfacción, porque pienso que algo que desconozco se alía a mi favor para ir entretejiendo ese mundo maravilloso de belleza que me rodea siempre.

El soporte, es una vitela (papel de pergamino) finísima, blanca, en el que las mayúsculas alternan en oro y azul al comienzo de cada terceto.

Dice Elisa Ruiz que el manuscrito alterna una elegante simplicidad con una estudiada ostentación de medios. Este juego de sobriedad y de riqueza es lo que otorga el encanto final a la obra.

Los recursos empleados en la ornamentación son:

-- 7 Miniaturas a plena página, en las que el ilustrador va traduciendo las palabras en imágenes, hasta este momento (siglo XV) el texto se había difundido sin ningún tipo de aditamento. Las escenas suponen una interpretación, no una reproducción de lo dicho en los versos. Esta iconografía representada en este manuscrito, responde a una de tantas versiones existentes. De hecho la ilustración se caracteriza por su independencia formal respecto de la fuente de inspiración narrativa.

-- Numerosas orlas de complejo diseño. Para conseguir armonía entre las dos páginas que ocupan las miniaturas que abren cada Triunfo, el iluminador crea un espacio único mediante el trazado de una orla simétrica en las dos páginas contiguas, calculadas siguiendo las normas medievales en cuanto a distribución del espacio se refiere.

La finalidad de la miniatura es ilustrativa principalmente y la de la orla decorativa

-- Iniciales de diversos tipos. Las más importantes las Iniciales Primarias que abren el primer verso de cada Triunfo, en la página de la derecha de la miniatura. Todas ellas “animadas” ya que representan en su espacio interior un rostro. Si acercáis la imagen de cada una de las miniaturas, podréis observar que los personajes retratados en esa especie de medallones en los que se convierten estas letras, se corresponden con la temática central de cada secuencia.

1.- Petrarca en su estudio - Fotos 10 y 11 -Retrato de Petrarca adolescente

2.- Amor – Foto 12 – Retrato de Petrarca autor

3.- Castidad – Foto 14 – Retrato de Madonna Laura

4.- Muerte – Foto 15 – Retrato de la muerte = esqueleto

5.- Fama – Foto 16 - Retrato de la Fama

6.- Tiempo – Foto 17 – Retrato del Tiempo

7.- Eternidad – Foto 18 – Retrato de Petrarca laureado

Tendríamos también las Iniciales Secundarias que encabezan secuencias de textos menores, como por ejemplo las que marcan el ritmo de los tercetos encadenados, dibujadas en oro y azul alternativamente.

El iluminador tuvo un olvido importante y es que en los tercetos que abren el Triunfo del Amor, faltan las iniciales secundarias (ver página de la izda.)
Foto 9 .- Olvido del Iluminador en la página izda.

La letra del códice, a pesar de ser diminuta, es una “humanística redonda” perfecta y clara.

La encuadernación actual del códice, en terciopelo rojo, lleva bordado en realce en plata, entre otros motivos, un capelo, en alusión sin duda a la dignidad de su último poseedor, el Cardenal Zelada.

Contiene 88 folios, foliados a lápiz en el margen superior derecho

El manuscrito contiene la Vida de Petrarca por Leonardo Bruni y los Trionfi, es decir, los poemas en tercetos encadenados que desarrollan los Triunfos del Amor, de la Castidad, de la Muerte, de la Fama, del Tiempo y de la Eternidad o Divinidad.

La ilustración que abre el códice, justo antes de narrar la vida de Petrarca consta del retrato de Petrarca en su estudio, rodeado de las virtudes teologales y cardinales en hornacinas. En la base aparece dibujado un sarcófago con inscripción funeraria al que rodean 4 calaveras cuya presencia subraya la intención filosófico-moral del poema ya desde el preámbulo.
Foto 10.- Petrarca en su estudio
Foto 11.- Detalle de Petrarca en su estudio

Cada uno de los 6 Triunfos van precedidos de una miniatura que ocupa la página entera, con una exquisita decoración marginal. Las 7 miniaturas se atribuyen al florentino Ricciardo di Nanni.

Las escenas de las miniaturas que abren los 5 primeros Triunfos representan los carros triunfales coronados con figuras alegóricas y la última miniatura de contenido religioso, representa al Señor en majestad, rodeado de ángeles y con el Tetramorfo en las esquinas, en visión apocalíptica.

Los márgenes de cada una de las 6 miniaturas, están iluminados con multitud de escenas diminutas y orlas de complejo diseño.

En estas pinturas, se aúnan el sentido artístico, con la pericia en el manejo de la pintura con lupa y pinceles finísimos, así como la habilidad en la colocación de las delgadas capas de pan de oro.

Nada indica de manera explícita que Francesco y Laura sean los héroes del poema, pero todo induce a ello.

Es una obra poética aparentemente formalista y distante, compuesta por unos dos mil versos en los que el autor desarrolla el hilo delgado del argumento a través de escenarios sucesivos. El narrador se sitúa en primera persona identificándose con el personaje. Recurre a un sueño para poder crear dentro de él, un ámbito de ficción a la medida de sus necesidades.

A pesar de estar escritos los versos en toscano, Petrarca recurre al latín para los títulos:


Thriumphus Cupidinis – El Triunfo del Amor
Foto 12.- Thriumphus Cupidinis


Foto 13.- Detalle del Thriumphus Cupidinis
El poema nos cuenta que cansado de llorar sobre la yerba se quedó dormido y a partir de ello empieza a describir en pasado su visión. Aparece un jefe victorioso sobre un carro que por su actitud y porte le hace pensar en el ceremonial romano del triunfo. Una sombra le revela que Amor es el caudillo victorioso y le habla sobre su naturaleza y sus prisiones.

Aparece “un sol entre todas las estrellas” ( rubia de ojos claros como Laura )

Deja de ser espectador y se convierte en sujeto y aquejado por ese mal de amor, es arrastrado a la isla de Chipre, donde recibe culto la diosa Venus, madre del Amor, y allí es encarcelado.

La miniatura que abre este Triunfo representa a Cupido con todos los atributos que le caracterizan desde la Antigüedad


Thriumphus Puditicie – El Triunfo de la Castidad
Foto 14.-Thriumphus Puditicie


El prisionero se consuela al considerar que fue vencido por incauto. Aparece la figura femenina innombrada voluntariamente a lo largo de todo el poema y cuya presencia ilumina toda la composición, no es sino Laura, transformada en la encarnación del Pudor.

La miniatura que abre este Triunfo representa el Pudor en la persona de Laura. La doncella lleva en su mano derecha el arco y la flecha de cupido y a sus pies el propio dios, maniatado y prisionero. Dos unicornios arrastran el carro (estos seres en los Bestiarios medievales significan la idea de pureza)


Thriumphus Mortis – El Triunfo de la Muerte
Foto 15.- Thriumphus Mortis


El climax llega cuando la Muerte, dama envuelta en manto negro, decide privar de la vida a la insigne mortal, bella y altiva. Vuelve la acción al mundo de los sueños y al alba se le aparece al protagonista la imagen del ser amado. El espectro le da pruebas de su ternura y le explica los motivos de su desden mientras vivió. El dialogo que se establece es digno de una tragedia griega. El durmiente confiesa que las palabras de consuelo de su amada han convertido en leve cuanto sufrió en la tierra por ella y le pregunta si le queda mucha vida por delante, a lo que ella responde “Me parece que por mucho tiempo estarás sin mi en la tierra”

La visión se esfuma con las luces del día.

La miniatura que abre este triunfo no responde a la descripción del texto, sino a la figuración medieval del esqueleto portador de la guadaña que sería La Muerte. Los animales de tiro son dos negros búfalos o seres maléficos.

A partir de aquí cambia la orientación de la obra, el tono intimista y personal cede el paso a ideas más universales. Se asiste a la victoria de la razón frente al corazón. Aparecen La Fama, El Tiempo y la Eternidad, triunfando cada una sobre la precedente hasta llegar al último grado de la pirámide jerárquica o estado de inmutabilidad


Thriumphus Fame – El Triunfo de la Fama
Foto 16.-Thriumphus Fame

La representación de esta miniatura es fiel al modelo del mundo clásico: una doncella alada portadora de una larguísima trompeta. El carro es llevado por un par de caballos de aspecto deforme. La victoria de esta divinidad sobre la Muerte se expresa con realismo, ya que el esqueleto es materialmente aplastado por el carro.


Thriumphus Temporis – El Triunfo del Tiempo
Foto 17.- Thriumphus Temporis


Se refiere al Triunfo del Tiempo, como principio cósmico universal y aunque en el poema no se describe el mismo, si se marca el importante papel desempeñado por el Sol como guía. Al no tener rasgos físicos se acuño una imagen.

La miniatura que abre este Triunfo personifica el Tiempo como en la Edad Media se hacía, mostrando tres cabezas que representaban el pasado, el presente y el futuro y cuatro alas en correspondencia con las estaciones del año. El carro es llevado por tres animales cornúpetas, cuyo origen tal vez proceda de la primitiva interpretación de Crono como deidad de la órbita zodiacal, que suele ir acompañado de los signos de Capricornio y de Acuario.


Thriumphus Eternatis – El Triunfo de la Eternidad o la Divinidad
Foto 18.-Thriumphus Eternatis

El amor y la gloria habían sido los móviles principales del autor durante una etapa de su vida. En la madurez se percata de lo engañoso de su empeño y por ello sus reflexiones filosóficas. Al llegar al final de su ascensión espiritual por la vía del razonamiento, se siente más serenado. Pero a pesar de ello, todavía quedan rescoldos de la pasión primera en forma de esperanza: si fue dichoso cuando la vio en la tierra, que será cuando la vuelva a encontrar en el cielo.

La obra acaba así, el protagonista no despierta de su seño, ni se ofrece ningún desenlace. La ambigüedad de la situación planteada en el argumento hace que se hayan ofrecido multitud de versiones e interpretaciones de la obra.

La miniatura que abre este Triunfo la resolvió el iluminador recurriendo a una personificación manida dentro de la iconografía cristiana: la imagen de Dios Todopoderoso.

Al manuscrito le acompaña un libro de estudio elaborado por Elisa Ruiz, Profesora de la Universidad Complutense en el momento de la edición. Este libro de estudio es el que lógicamente me ha permitido comprender y analizar en profundidad el manuscrito y poder compartir con vosotros los análisis y comentarios que allí se vierten, ya que casi todo cuanto escribo sobre esta obra, está literalmente sacado del libro de Elisa Ruiz.

Al final del libro de Estudio, se añade la traducción del texto italiano. Quizás la parte más importante para mi, ya que me permite leer y comprender este bello texto. Los editores eligieron la que más celebridad alcanzó en nuestro siglo de oro: la de Hernando de Hoces. Sin embargo la Profesora Elisa Ruiz, conocedora en profundidad de la lengua y la literatura italiana, tradujo para esta edición muchas páginas que no estaban o no se ajustaban en la versión de Hoces, al texto de este códice concreto.

En la última página aparece el certificado de autenticidad firmado por el Notario de Valencia que da fe del número de ejemplares editados.
Foto 19.- Certificad0 autenticidad


Según palabras de Elisa Ruiz, con toda seguridad Petrarca se habría sentido complacido si hubiese podido hojear el manuscrito de esta edición, porque encarna el modelo de libro que él citaba en una de sus múltiples cartas, precisamente en la que escribió en el año de su muerte a Luigi Marsili.

Yo desde luego estoy más que satisfecha de poder disfrutar esta bellísima miniatura entre mis manos, mientras intento acercaros a ella de manera extensa… ya lo se… pero espero que clara.
Foto 20.-Encuadernación completa

Todas las fotos estan escaneadas por mi del propio libro. Si pinchais en las mismas podreis ver las miniaturas con todo detalle.

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