EL MUNDO DE LOS SUEÑOS

20 marzo 2009

MI PRIMAVERA ORIENTAL

Snow Forest de MISSA JOHNOUCHI- Album Healin Collection-
Música japonesa


Idaru= Primavera

Me apasiona el mundo oriental y por encima de todo la cultura japonesa.

Durante años busqué la manera de adentrarme es esa cultura sin lograrlo. En mi ciudad no había cursos o talleres de las disciplinas que yo buscaba. Sin embargo, cuando dejé de buscar… ese mundo vino a mi encuentro.

El año pasado, pude por fin acudir a clases de Shodo (camino para aprender la escritura) y por ello en el mes de Julio me aislé en aquella cabaña que me permitió estudiar y practicar lo que en dichas clases aprendía en aquellos momentos.

Bi = Belleza

Do= Camino

Primavera-Belleza-Camino

La esencia de la cultura japonesa me traspasa cada vez que tengo la oportunidad de establecer un contacto directo con ese mundo.

Esa esencia podríamos definirla a través de tres palabras: Nieve, Luna y Flores. “ Setsu-Getsu-Ka”

Toda la filosofía japonesa se mueve dentro de estos términos. Los encontramos en sus Fiestas, en sus Kimonos, en sus composiciones de Ikebana, en los Haiku…

Este invierno tuve la oportunidad de acudir a un Taller de Haiku durante 3 meses y adentrarme en el fondo y en la forma de esta disciplina. El tema por excelencia en los Haiku, tanto en Japón como en occidente es la naturaleza, ya que éste es el marco en el que se insertan los sentimientos.

La palabra clave del Haiku es el Kigo, sugiere la estación a la que corresponde con el fin de ponerlo en escena, de ambientarlo, auque también puede ser una palabra relativa a algo material y concreto.









La fotografía de este último haiku, corresponde a un cuadro pintado por mi ama. Cuando el profesor propuso la palabra “otoño” (el kigo en este caso de este haiku) supe de inmediato que iba a utilizar esa imagen y a tratar de equiparar el otoño de su vida con el de la naturaleza a través de esas bellas hojas. Y es que su otoño estuvo lleno de tanta fuerza y tanta belleza como la que las hojas que pintó desprenden.

La cultura japonesa se resume en la fusión de sus vidas con el entorno natural.


Estos 4 kanji representan los 4 elementos de la naturaleza: viento, flor, luna, pájaro

Por ejemplo el “Ohanami” es la costumbre de contemplar los cerezos en flor en la primavera

El “Tsukimi” es la observación de la luna llena en el mes de septiembre”

O el “Yukimi” la contemplación del paisaje nevado en invierno.

Es curioso como en este bucle que es la vida, las cosas se van encontrando poco a poco y los engranajes del destino hacen posible que cada una de ellas vaya ocupando su lugar. Generalmente no suelo necesitar ir hacia las cosas, sino que las cosas suelen venir hacia mi, a partir de ello permito e incluso provoco que las energías fluyan en ambos sentidos, de hecho me gusta sentirme en cierta medida como un imán que puede capturar y atraer bellas miradas, situaciones y momentos en apariencia cotidianos, pero en esencia, especiales y únicos. Esos momentos que en definitiva nos acercan un poquito a la felicidad.


Bi= Belleza

Ya lo sé… sé que la felicidad es una actitud y el optimismo una cuestión de voluntad y que de esa actitud y de esa voluntad dependen nuestras miradas.

También sé que cuando la realidad amenaza con dañar mi mirada, acostumbro a cerrar los ojos y crear otra realidad y es en esa realidad donde me acurruco y me acomodo en esos momentos y a la que dirijo mis miradas.

Cuando estas últimas semanas se me antojaba complicado cambiar el rumbo de esas miradas, de pronto descubrí que no necesité evadirme de mi realidad para lograrlo. Ellas solas encontraron el camino.

El miércoles pasado, al salir de la Universidad por la noche, me sorprendió una bola de fuego amarillenta, completamente redonda, parecía trazada en medio del cielo con un compás. Nunca había visto semejante luna. Me quedé extasiada mirándola y lamentando una vez más no llevar mi cámara a cuestas.

Estaba posada encima del puente de La Salve y yo la observaba desde la pasarela Arrupe. Sus dimensiones eran descomunales.


Puente de la Salve y Museo

Universidad y Pasarela


No podía dejar de mirarla y de imaginar la cantidad de fotos maravillosas que podía haber realizado en ese momento. Había mil ángulos distintos para plasmarla.

Descargando en el suelo libros y bolso, me apoyé en la barandilla de la pasarela y me introduje cómodamente en el interior de esa luna, para dedicarme a viajar en el tiempo y en el espacio de mis días a través de sus cráteres, sus luces y sus sombras. Mientras la contemplaba me trajo a la memoria de mis recuerdos aquellos besos dados a la luz de la luna e incluso esos otros besos que nunca me dieron… si… los que están por llegar y que se que algún día… él me dará a la luz de esa luna.

En paralelo a esa “luna” y con motivo de la exposición de Murakami en el Museo Guggenheim, se organizaban una serie de talleres sobre diversas disciplinas japonesas y precisamente al día siguiente, al ladito del lugar en el que esa luna me había sorprendido, acudí a un taller de Kitsuke (arte de vestir un Kimono), que nuevamente hizo posible que mi mirada se llenase durante unas horas de la esencia de esa cultura japonesa que tanto me gusta.

La luna que la víspera había eclipsado mi mirada, esa noche no quiso aparecer. Se escondió… no permitiendo que mi cámara capturase su belleza… me senté al borde de la ría a esperarla, pero no quiso honrarme con su presencia … creo que fue mejor así, porque quizás las imágenes que dejó en mi retina, nada tuviesen que ver con lo que la cámara hubiera captado.

Me ocurrió lo mismo que el día que descubrí la hilera de arces rojos japoneses, cuando al día siguiente volví para fotografiarlos para Izaskun, sus hojas habían desaparecido. Creo que este será a partir de ahora mi triangulo mágico, porque en él he descubierto muchas de mis mejores miradas. En un puente cercano fue donde descubrí los tangos escondidos en aquella baranda que me llevó hasta las miradas de Pato.












El viernes pude disfrutar de un taller de Ikebana (arte floral japonés) a través del que nuevamente pude contactar con esa esencia de la que hablaba al principio.

Recordé que Ikebana es una bienvenida a los invitados, que al llegar lo primero que hacen es contemplar la composición que su anfitrión ha preparado para ellos.

El Guggen como siempre me sorprendió con otra de sus múltiples caras, en esta ocasión la enigmática que en esa maravillosa noche lucía como nunca. Su silueta no luce dos días igual, la luz, la hora, la bruma, la lluvia… todo hace que el titanio que lo recubre jamás refleje la misma imagen





En definitiva toda la estética y la belleza que en esas tardes atesoraron mis ojos, me permitió una vez más modificar mi mirada y prepararla para afrontar esas situaciones menos amables que siempre, en esta peculiar vida que me ha tocado vivir, suelen estar por llegar.

Aunque también se, que esa misma vida me deparará grandes sorpresas como la de compartir más de una íntima ceremonia de té…

Pensando en ello elaboré este haiku



Como digo siempre… LOS BUCLES DE LA VIDA… que nunca dejen de sorprendernos...


01 marzo 2009


"No se puede dirigir el viento, pero hay que dejar la ventana abierta si queremos que penetre” – Krishnamurti -



Música:Funeral Song-THE RASMUS


LAS SEÑALES Y EL

SINCRODESTINO


En la clínica leí a la vez dos libros:

El primero de Rafael redondo, titulado Serendipity-Más allá del individualismo.

El segundo de Deepak Chopra, titulado Sincronismo

El motivo por el cual elegí leerlos a la vez obedeció a un impulso, a una especie de intuición que me llevó a pensar que en sus adentro iba a encontrar las claves de algo que hace mucho tiempo venía yo mascullando.

Hacía tiempo que venía dando vueltas al tema que yo siempre llamé "de las señales" y que luego resultó que afamados filósofos y psicólogos que he leído utilizan.



Y es que siempre he pensado que cuando uno desea algo con intensidad y con convicción y pone todos sus sentidos en lograrlo, al final lo deseado viene a uno como si de un milagro se tratara.

Dice Chopra que los milagros son las estrellas fugaces de la vida cotidiana. No los notamos durante el día porque el sol nos deslumbra, es en la noche cuando son visibles si miramos hacia el lugar correcto, hacia un cielo oscuro y despejado.

Serendipity es la facultad de hacer – por casualidad- descubrimientos afortunados e inesperados ( Oxford Advanced Dictionary)

Me sorprendió oír al profesor Redondo en la presentación de uno de sus libros hablar de la Serendipitydad. En definitiva dejar a nuestro cuerpo y a nuestra mente actuar de manera que nos vaya llevando a nuestro destino.




Según Redondo, la expresión es una manifestación del alma, una transparencia anímica, que, evidencia cómo el alma posee una vida que le es propia, impregnando todas las partes y funciones corporales, principalmente la expresión.

Y es aquí cuando de nuevo vuelven a mi mente mis miradas y coincido con los orientales en el inmenso sentido de las mismas…

Dice Redondo que el arte de mirar es un acto revolucionario y lo es ciertamente desde el momento en que nos permite tomar conciencia de la ceguera que asola al mundo. Nos ayuda a ver a los demás y a nosotros mismos, sin filtros, sin caretas, sin etiqueta alguna.

Mirar, es según él, el mayor acto de valentía que un ser humano puede llevar a cabo. Solo aprendiendo a mirar podemos empezar a comprender- nos, a ver claro, a despertar y comenzar a amar desinteresadamente.

Cuando hablamos de mirar y de esa “vista especial” para poder ver claro, nos referimos claro está al acto de ver mediante el ojo interior que abarca los sentidos.



No me cabe ninguna duda a estas alturas de que nuestros actos potencian la probabilidad de que algo ocurra. Todas nuestras experiencias del pasado afectan a los recuerdos y a nuestra vida. Por ello tenemos que intentar cambiar las interpretaciones negativas de lo que nos ocurre y transformarlas en sentimientos positivos. Esto se lleva a cabo en el alma, es ella quien da significado a cuanto nos sucede.

El alma influye en nuestra mente. Tenemos que estar alertas y atender a cuantas señales de nuevas probabilidades se nos presentan.

Las señales a menudo las vivimos como coincidencias, sin caer en la cuenta de lo que pueden significar.

A menudo son mensajes que nos invitan a cambiar un hábito, a renunciar a lo conocido, a ser capaces de aceptar lo desconocido. Lo conocido es el pasado, la libertad y la creatividad están en el ámbito de lo desconocido.

Por todo ello, hace tiempo aprendí a estar alerta, a tomar conciencia del significado oculto de muchas “coincidencias” a pensar que ese sincrodestino del que nos habla Chopra es algo más que una casualidad, es más bien una manera de vivir el orden cósmico, de sincronizar nuestra vida y nuestros actos con el entorno. Yo lo llamo siempre causalidad.

Dice Chopra que “la observación es la que convierte la posibilidad en realidad”. Según él, cuando aprendemos a vivir en el ámbito espiritual o virtual, que es el de la inteligencia o conciencia, podemos cumplir espontáneamente todos nuestros deseos. Podemos hacer milagros.Y me gusta comprobar que es así, ya que en más de una ocasión en la vida, me han ocurrido cosas sorprendentes tras haberlas soñado y deseado con intensidad. Estoy segura de que a partir de esos deseos interioricé la manera de actuar o de moverme en ese orden cósmico , para llegar al final a conseguir lo deseado.



Me viene a la mente en este momento una de las últimas e intensas conversaciones que mantuve con una amiga hace un par de años. Le decía que parece que a veces se confabule el entorno, para que uno pueda seguir el camino que se propone. Y al hilo de ello, recordaba que recientemente, había leído una entrevista que concedió el escritor Joseph Campbell al periodista Bill Moyers y le decía que siempre pensó, que en su vida había unas manos que lo guiaban, pero que no conseguía ver. Y que si uno perseguía sus sueños, se colocaba desde ese momento, en un camino hecho a medida para que pudiera llevarse a cabo, aquello que siempre quiso hacer.

A partir de ese momento, explicaba, empieza a encontrarse con gente o en situaciones que le van abriendo puertas o que de alguna manera lo van empujando a conseguir esos sueños que persigue de verdad.

Decía que hace falta mucho valor para hacer aquello que deseamos en la vida, puesto que los demás y nuestro entorno, siempre tienen un sin fin de planes para nosotros. Cuando fue consciente de eso, es cuando decidió seguir su propio camino en la vida... SUS SUEÑOS.

Y eso es precisamente lo que yo decidí hacer, hace ya muchos años y he de decir que no me ha ido tan mal. Que la vida me ha premiado con muchos de mis sueños.

Dice Chopra que de niños imaginamos nuestro futuro como una hoja en blanco en la que escribir nuestra historia. Nos sentimos llenos de energía por la promesa del descubrimiento y el placer de vivir inmersos en tanto potencial. Sin embargo, al crecer, “comprendemos” nuestras limitaciones y nuestra visión del futuro se constriñe. Lo que una vez elevó la imaginación, ahora es un lastre de temor y ansiedad; lo que nos parecía ilimitado, se vuelve estrecho y nebuloso.

Por ello es preciso volver a recuperar aquel espíritu, aquella vertiginosa dicha de potencial inagotable. Solo necesitamos comprender la realidad, estar alerta, dejar de vivir limitados, esta es la promesa del sincrodestino.

El sincrodestino nos enciende las luces, nos capacita para tomar decisiones auténticas, nos ayuda a comprender el mundo, las conexiones y las sincronías y con ello a elegir nuestra vida, elegir cómo queremos vivir nuestro destino.

Forzosamente tengo que estar de acuerdo con Chopra, cuando concluye que el sincrodestino nos permite transformar nuestras vidas de acuerdo con lo que queremos.

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