Charles Lutwidge Dodgson
CIRCO DEL SOL-QUIDAM-Séisouso
Conocido en la historia de la literatura, con el seudónimo de Lewis Carroll, nació en Daresbury, Cheshire el 27 de enero de 1832 y falleció en Guildford, Surrey el 14 de enero de 1898.
Sacerdote anglicano, lógico,matemático, fotógrafo y escritor, es conocido sobre todo por su obra "Alicia en el país de las maravillas".
Mucho se ha escrito y se ha hablado sobre los motivos que llevaron a Lewis Carroll a sentir esa adoración que sentía por las niñas. Como él decía: “Me gustan todos los niños, menos los niños”
Quizás tuvo que ver su precocidad intelectual, sus incapacidades, ya que se le obligó a no ser zurdo, era tartamudo y sordo de un oído.
De sus palabras parece deducirse que pudo sufrir de abusos sexuales en el internado en el que permanecido más de 3 años, antes de ingresar en la Universidad de Oxford. En este periodo se le diagnosticó epilepsia, que para la época era todo un estigma social.
Era por todo ello un hombre solitario, atrapado en una época dura y puritana en exceso, en la que difícilmente pudo escapar de los inquisidores que buscaban la indecencia propia en los ojos ajenos.
Quizás su manera de huir fue su fantasía, su libertad de pensamiento y su inteligencia. Todo ello alentado por la cercanía que sentía hacia sus amigas-niñas de entre 7 y 12 o 13 años a las que hacía cómplices de sus escritos, sus juegos y sobre todo de sus fotografías.
De entre todas las cartas publicadas, muchas de las cuales ya había leído en otros textos, llamó mi atención la siguiente:
(En “Cartas a niñas”, traducción de Luis Maristany)
(Plaza & Janés, Barcelona, 1987)
Christ Church, Oxford
28 de octubre de 1876
Mi queridísima Gertrude:
Pena, sorpresa y perplejidad te causará saber la rara enfermedad que me aqueja desde que te fuiste.
Llamé al médico y le dije: “Déme alguna medicina, porque estoy cansado”.
Él me contestó: ”!Pamemas y memeces! Usted no necesita medicinas; métase en la cama”.
Le objeté: “No, no es uno de esos cansancios que piden cama. Es un cansancio facial”.
Él dictaminó, muy serio:”! Ah, es la nariz la que está cansada: por meterla en todas partes! Típico de temperamentos curiosos”.
Mas yo le contesté “No, no es la nariz; quizá sea el pelo”.
Entonces, con aire más grave aún, declaró: “! Ah, ya lo veo!, usted es de los que, cuando habla, trae siempre las cosas por los pelos: el típico cansancio de gente irreflexiva”.
“No—le corté--, el cansancio es mas bien encima de la barbilla”.
Y entonces, con aire aún mucho más serio, dijo: “¿Camina usted mucho sobre la barbilla últimamente?”.
“No”, le contesté, a lo cual añadió él: “Bueno, el caso es delicado. ¿No será en los labios?”.
“Naturalmente—le dije--¡Ya lo creo que sí!”
Entonces, con aire muy muy serio, me dijo: “Creo que ha estado usted dando demasiados besos”.
“Fue uno solo a una niña amiga mía”.
“Piénselo bien – me advirtió --, ¿está seguro de que fue uno solo?”
Lo pensé bien y dije:”Tal vez fueron once”.
Entonces decretó el doctor: “Recuerde, ni un beso más hasta que no tenga del todo descansados los labios”.
“Pero ¿Qué voy a hacer—le dije—si le debo ciento ochenta y dos?”.
Él, entonces, miró con cara tan patética que hasta le saltaron las lágrimas: “Puede mandárselos en una caja”.
Yo entonces me acordé de una caja pequeña que una vez había comprado en Dover con la vaga intención de regalársela a alguna niña. Así que los he empaquetado con sumo esmero todos; dime cuando los recibas, si te llegaron intactos o si alguno se perdió por el camino.
De haberlo pensado antes, cuando estabas aquí, te habría tomado las medidas en la misma puerta donde marqué las de Xie y otras amigas pequeñas. Por favor, dime tu altura exacta (sin zapatos) y la marcaré ahora.
Tu amigo que más te quiere.
LEWIS CARROLL
Etiquetas: ESCRITORES