EL MANDALA...

UN VIAJE ESPIRITUAL

Para el yoga, el Mandala forma parte de las tres “M” que despiertan la energía evolutiva de nuestro interior:

- EL MANTRA.-Palabra simbólica que focaliza la conciencia auditiva. Generalmente monosílabos, cuyo sonido produce una armoniosa cadencia. Como ejemplo el estribillo de la música de: MONJES BUDISTAS-SAKYA TAHSI LING- I Wanna Fly, que suena.

- EL MUDRA.- Gesto simbólico que focaliza la conciencia corporal.

-EL MANDALA.- Imagen simbólica que focaliza la conciencia visual.

Pintado por Pizarr

El que se pone a meditar sumergiéndose en la contemplación de un pensamiento, de una imagen o de un texto determinado, debe mirar el objeto en cuestión con los ojos de la fantasía, auscultarlo y rozarlo con su imaginación, olisquearlo y saborearlo lentamente.

Se trata de una vivencia personal muy intensa, ya que no solo afecta a la mente y al espíritu, sino que hace vibrar todo nuestro cuerpo.

La meditación mandala se encuentra en una línea muy similar, puesto que despierta nuestros sentidos y nos invita a ejercitarlos de forma consciente.

A través de la meditación nos convertimos de nuevo en aquel niño que se lanzaba a explorar el mundo sin miedo, confiando única y exclusivamente en sus cinco sentidos.

Pintado por Pizarr

Los niños son capaces de trazar una línea divisoria entre su propio yo y el mundo exterior.

Cada uno de nosotros debe de encontrar la manera de que el mundo deje de ser un extraño; solo en ese momento se convierte ese mundo, en nuestro mundo, sea cual sea.

El camino para llegar a ese grado de conocimiento, ya es de por si creativo. Yo descubrí hace años, entre otras, una grata compañía para hacer ese camino… pintando mandalas.

Pintado por Pizarr

La técnica de pintar mandalas es un acto puramente creador en el que dejamos volar nuestra imaginación tomando como punto de referencia el centro del mandala.

De esa manera se desarrolla la capacidad de concentración y se ejerce el pensamiento lógico.

Erich Fromm, llamó “Era Mesiánica” a ese estado de equilibrio perfecto en el que dejamos de vivir en conflicto con la naturaleza o nuestros semejantes y conseguimos entrar en el nuevo “Paraíso”.

Pintado por Pizarr

A menudo me he cruzado en la vida con personas que tienden a rehuir todo lo que tenga que ver con la palabra espiritualidad por miedo a desconectarse de la vida “real”. Creen que su pragmatismo les permite tenerlo todo bajo control.

Hace unos años yo era así, aunque siempre fui soñadora y creativa, por otro lado era tremendamente pragmática y aplicaba la razón en exceso a los acontecimientos de mi vida.

Sin embargo el tiempo me enseñó que me equivocaba al pensar que todo estaba bajo control, ya que poco a poco descubrí, que ningún sistema de alarma es tan eficaz como el de los cinco sentidos. Que si los dejaba atrofiar y me regía tan solo por la razón, estaba desperdiciando una gran oportunidad para conocer el mundo que me rodeaba.

Durante más de diez años me dediqué a buscar dentro de mí, a conocerme profundamente y ese camino que recorrí y que sigo recorriendo cada día es el mejor de los viajes que en su momento pude decidir realizar.

Pintado por Pizarr

La práctica de pintar mandalas contribuye a activar de nuevo los canales sensoriales.

La estructura circular del mandala te llena de energía y vitalidad sin que te des cuenta.

Cuando mi ama estaba en sus últimos días, una mañana me pidió algo, natural para mí, absolutamente insólito para los médicos y enfermeras encargados de su cuidado en la enfermería de la residencia en la que pasamos juntas sus últimos 18 días… “quería sus mandalas… sus pinturas…sus rotuladores… sus bolígrafos…”

Los últimos meses antes de conocer su enfermedad, se quejaba de que su pulso ya no era firme, de que no conseguía mantener las líneas en los primeros momentos que cada día dedicaba a pintar en silencio y de que los colores se salían de los límites marcados en el dibujo, sin embargo, al cabo de un rato… poco a poco la perfección llegaba a sus manos… los mejores y más bonitos mandalas los pintó en esos meses.

Dicen que el colorido que elegimos para pintarlos en cada momento, refleja el estado de ánimo y la actitud vital de la persona que los realiza. Fijaros en los colores de algunos de los últimos que pintó mi ama.

Pintados por mi Ama

Pintados por mi Ama

En esos últimos 18 días poco pudo pintar, sin embargo, esas horas nos trasladaban por completo fuera de aquella habitación y de aquel estado terminal.

Era feliz… éramos felices… no se me ocurre mejor despedida que la que tuve… que la que tuvimos.

Por algo el mandala simboliza la presencia de lo sagrado en la esfera de lo mundano.

Los matemáticos sostienen que el punto situado en el centro de un círculo no tiene dimensión. Esta “esencia” está contenida dentro del espacio limitado de una circunferencia. Por ello el mandala es un símbolo de lo ilimitado y eterno dentro de los límites de la realidad.

Los mandala son pensamientos plasmados artísticamente. Al pintarlos, recobramos el equilibrio, el conocimiento de nosotros mismos, el sosiego y la calma interior.

Pintado por Pizarr