La Pequeña muerte

No nos da risa el amor cuando llega a lo más hondo de su viaje, a lo más alto de su vuelo; en lo más hondo, en lo más alto, nos arranca gemidos y quejidos, voces de dolor, aunque sea jubiloso dolor, lo que pensándolo bien nada tiene de raro, porque nacer es una alegría que duele.

Pequeña muerte, llaman en Francia a la culminación del abrazo, que rompiéndonos nos junta y perdiéndonos nos encuentra y acabándonos nos empieza.

Pequeña muerte, la llaman; pero grande, muy grande ha de ser, si matándonos nos nace.

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Night of Bejing de JIA PENG FANG

-Album Healin Collection Música Japonesa-

Mis queridos amigos… me despido de vosotros con este precioso texto de “El libro de los abrazos” de Eduardo Galeano.

La próxima semana me “perderé” en una cabaña “perdida” en medio de un bosque. A solas con mi soledad buscada.

Necesito desesperadamente recuperar mis silencios y disfrutar de esa soledad. Solo ella sabe colocar las cosas en su sitio, solo ella me permite ubicarme adecuadamente cuando creo estar perdiéndome.

Pero ante todo, es en medio de ese silencio en donde encuentro la paz y la armonía que mi vida necesita en estos momentos que de nuevo se complican.

Podré leer, escribir, hacer cientos de fotos en plena naturaleza, practicar mis incipientes nociones de kanji, escuchar música…

Pero sobre todo podré pensar y practicar el silencio que empezaba a faltarme.

Hace casi 3 meses comencé un curso de Shodo (Caligrafía japonesa) y por ello una de las cosas que me apetece muchísimo es perderme entre los trazos de la tinta china. Y la mejor manera de hacerlo es en silencio y en medio de la naturaleza.

Y recuerdo que hace un año por estas fechas, una querida amiga virtual, la víspera de una operación me dijo para animarme, que cuando estuviese en el quirófano, antes de dormirme, imaginase a los médicos y a todo el personal en tanga de leopardo. Hicimos unas risas las dos aquella noche… Al día siguiente cuando iba camino del quirófano empecé a recordar aquella conversación y fue mano de santo. La verdad es que tuve que hacer esfuerzos para no reírme allí tirada en la mesa de operaciones…

Lo malo fue cuando desperté de la anestesia y hablé con ella por teléfono, de la risa que me dio al recordar el tema, casi se me abren todos los puntos…

Como veis, el humor en los malos momentos jamás puede faltar.

El jueves por la noche imprimí las entradas de algunos de vosotros "mis ya necesarios amigos virtuales" porque la falta de tiempo me impedía leeros...

El viernes a las 9 de la mañana tenía cita con el cirujano, algo inesperado se ha cruzado en mi camino y el día 22 pasaré por el quirófano de nuevo... Pero no hay que preocuparse... Nunca hay que hacerlo... Además, en principio no es importante.

Y allí, mientras esperaba leí vuestros textos que me dejaron sobrevolando por encima de los papeles que los contenían.

Me sirvieron para alejarme un poco de ese ambiente aséptico y verdoso que en los últimos tiempos invadió mi vida y que amenaza con no dejar de hacerlo.

Está claro que no puedo vivir sin los hombres de verde, por ello decidí (al leer a Pato) que los uniformes verdes del quirófano, serán a partir de ahora como deliciosas manzanas. Me encanta el sabor y el olor de las manzanas, siempre tengo velas y aceites con ese aroma.

Por lo tanto en esta ocasión en lugar de verlos en tanga, los veré y oleré como si de manzanitas se tratara… ¡Quien dijo miedo!... jajajajaj

Ya os contaré si me da un ataque de risa con la mezcolanza que mi cabecita hará entre tangas y manzanas.

Felices vacaciones para aquellos que podéis disfrutarlas y ánimo para los que aún tenéis unos meses por delante para llegar a las vacaciones.

Y sobre todo, de entre todos vosotros... gracias especiales a los que me mimaís en exceso... a los que me habeis hecho un huequecillo en vuestras vidas... a ti que pensaste en mi al cruzar aquel bello paraje... a ti que te faltó tiempo para realizar de inmediato una gestión que podía ayudarme... a vosotras que os acordais de mi cuando veis un mandala... a ti que me llamas Pizarrilla... a ti que me has regalado un sobre nombre estos últimos días... a ti mi querido Genin, que en esa larga conversación que hemos tenido no he precisado decirte nada, porque a estas alturas adivinas hasta mis pensamientos... y a ti... y a ti...y a ti también...