EL MUNDO DE LOS SUEÑOS

24 mayo 2008


PENSANDO EN TI... AMIGO


La Oreja de Van Gogh- París


Anoche de nuevo me perdí entre tus letras, como acostumbro a hacer en los últimos tiempos cada vez que mi interior demanda volver a vivir, aunque sea tan solo por unas horas, las mieles del amor y de los sentidos.

Observé con sorpresa, como mi corazón se movía por derroteros distintos a los que mi razón acostumbra a lleverle y me encontré sin pretenderlo poniendo de nuevo cuerpo y rostro a ese sentimiento desvocado y me dediqué a jugar contigo durante unas horas en la soledad de mi alcoba, mientras saboreaba los versos de Gonzalo Rojas, al parecer escritos expresamente para la ocasión.

Sus versos y esas letras tuyas, que acostumbran a acompañarme tanto, obraron el milagro y entre juegos y susurros me hicieron olvidar la vorágine vital e inesperada que desde hace días invade mi vida.

Sabes que me encanta soñar y que a través de mis sueños "vivo" cuanto la vida en cada momento me impide vivir.

Esta noche " tocaba querer"... mi caprichoso corazón así lo eligió... y como suelo decir siempre, cuando quiero... lo hago intensamente... por ello, así te he querido durante unas horas... intensamente... mientras jugaba contigo.

Evocadora noche, como la que Rojas describe en este bello poema:




OSCURIDAD HERMOSA


Anoche te he tocado y te he sentido

sin que mi mano huyera más allá de mi mano,

sin que mi cuerpo huyera, ni mi oído;

de un modo casi humano

te he sentido.



Palpitante,

no sé si como sangre o como nube

errante,

por mi casa, en puntillas, oscuridad que sube,

oscuridad que baja, corriste, centelleante.



Corriste por mi casa de madera

sus ventanas abriste

y te sentí latir la noche entera,

hija de los abismos, silenciosa,

guerrera, tan terrible, tan hermosa

que todo cuanto existe,

para mí, sin tu llama, no existiera.




GONZALO ROJAS







Nace en Chile 1917

A los 17 años publica su primer ensayo “Pasión y muerte de Valle Inclán”

Estudia Filosofía y letras y crea en 1938 el grupo La Mandrágora, con Braulio Arenas, Enrique Gómez y Teófilo Cid, en donde amparados por el surrealismo, van en búsqueda de su identidad y de una cierta libertad.

En 1953 viaja a Europa por primera vez y conoce a André Breton.

En 1970, Allende le nombra consejero cultural.

El golpe de estado de 1973 en Chile, le sorprende en Cuba donde empieza su destierro. No puede volver a Chile hasta 1979.

Ha sido el primero en recibir tres de los premios más importantes que se le conceden a un poeta de lengua española por el conjunto de su obra:


-- El Reina Sofía, de España, en 1992


-- El Octavio Paz, de México, en 1997


-- El José Hernández, de Argentina en 1997


En 1992, recibió en su país, Chile, el Premio Nacional de Literatura.

En 2003, se le concedió el Premio Cervantes en España.



Queridos amigos: Quiero deciros que estas últimas semanas están siendo bastante complicadas para mi y que debido a ello, de pronto la falta de tiempo ha invadido mi vida. Echo muchísimo de menos los ratos que cada día dedicaba a leeros y a comentar vuestros entradas. Nunca pensé que este mundo bloguero me había "enganchado" tanto. Como durante casi 3 años he dispuesto de todo el tiempo del mundo, no era consciente de ello, hasta que ese tiempo se ha esfumado entre mis dedos, como por arte de magia.

Por tanto os ruego me disculpeis por mis ausencias y porque en lo sucesivo no podré visitaros a todos tan a menudo como venía haciéndolo.

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10 mayo 2008

UN PUENTE...

UNA BARANDA...

UNA MÚSICA...


El 2 de Mayo, mientras leía la entrada de Pato en Los Cuatro Gatos, me trasladé a aquel escenario en el que ella, de esa manera tan delicada y tan suya describía cómo “la felicidad acostumbra a presentarse despertándote de sueños apagados, espabilando almas y de pronto te toca…”

El martes 6 tenía que acudir al que fue el domicilio de mi ama, la casa donde yo viví hasta los 25 y como el día amaneció radiante decidí hacerlo a pie.

Hay diversas maneras de realizar ese recorrido, pero sin pensarlo elegí una en la que hay que atravesar un largo puente. Bilbao esta partido en dos por su ría, en otro tiempo navegable.


La ría cuando yo era niña

Ese mismo lugar en la actualidad


La ría es más bien estrecha y los puentes que la cruzan por lo tanto también lo son. Sin embargo este puente por el que decidí cruzar las dos riberas de mi vida, la margen izquierda en la que vivo desde hace muchos años y la margen derecha en la que nací, es un puente creado no solo para cruzar la ría, sino para deleitarse haciéndolo, con una amplia zona peatonal cubierta y un bidegorri por el que andar en bicicleta.



Puente Euskalduna por el que crucé


Paseo peatonal interior del Puente Euskalduna


Parte inferior del Puente




Además, este puente no cruza la ría, sino que la serpentea alargando muchísimo el recorrido al hacerlo.

Entré absorta en el puente, dejando que mi mirada se perdiera en la marea baja, mientras intentaba abarcar toda la belleza que desde hace unos años se arremolina a ambos lados de la ría. En la margen derecha la Universidad de Deusto, la pasarela del Padre Arrupe… en la izquierda el Palacio del mismo nombre que el puente, tomado de la fabrica Euskalduna que en los peores años del final de la dictadura y del principio de la democracia tanto significó para este pueblo.



Universidad de Deusto


Universidad y Pasarela Pedro Arrupe


Palacio Euskalduna



Mi cabeza recordaba las carreras que en el único puente (el Puente de Deusto) que existía en aquellos años por esta zona para cruzar la ría, había tenido que protagonizar huyendo de los grises cuyas cargas con pelotas de goma más de una marca dejaron en mi cuerpo cada vez que los estudiantes nos manifestábamos o acudíamos a apoyar a los obreros de dicha fábrica.




Aquellas riberas habían sido testigos de mi infancia y mi adolescencia. Por ellas, cuando aún la vorágine no había llegado a las ciudades transcurrieron mis primeros juegos y mis primeros escarceos amorosos.



Las riberas de la ría cuando yo era niña


Esas mismas riberas hoy



De pronto… en medio de todas aquellas divagaciones escuché una música con aires de tango… y allí mismo sin siquiera proponérmelo fui Pato, apoyada en aquella baranda mis ojos viajaron a otros puentes, otras barandas y otras músicas.

Pensé que el ayuntamiento había instalado música en el recorrido del puente para hacer más ameno el paseo… por algo era primavera…

Conocía la música que sonaba pero no el nombre de la canción. Necesité plasmar aquel instante y anoté torpemente en mi agenda las letras que el aire respiraba:


… si supieras que aún dentro de mi alma conservo…

… quien sabe si supieras que nunca te he olvidado…

… volviendo a tu pasado te acordarás de mí…



Carlos Gardél-La Cumparsita



Allí estaba mi pasado haciéndose presente. El primer amor... El primer beso… tantos recuerdos ocultos en las sombras nocturnas de aquellas riberas de mi juventud. Aquellos muelles de carga y descarga que tan celosamente guardaban nuestros secretos cuando al anochecer nos acercábamos a ellos para vivir a escondidas esa vida, que nunca más volvimos a vivir de aquella manera.




Estado de los muelles cuando yo era niña


En aquellos muelles hoy se alza el Guggenheim


Pensé como en otra ocasión le dije a Pato… “Tan cerca y tan lejos… tan lejos y tan cerca querida Pato…”

¿Te imaginas cuanto debieron de llenarme aquellas letras tuyas del viernes para evocar todo eso en mí en ese momento?

Como en otro paseo que realicé hace un tiempo por la ciudad descubriendo ventanas y vidas ocultas, me di cuenta de que me faltaba la cámara para inmortalizarlo.

Apenas me atrevía a continuar, pensando que aquellos retazos de felicidad que estaba viviendo podían escurrirse de pronto como la arena entre las manos.

A mi lado, a escasos metros de la barandilla, descansaba La Karola. Es una hermosa grúa de hierro, que como símbolo de lo que significó esta ría y su industria para los bilbainos permanece anclada en una orilla, pintada de rojo, erguida y orgullosa por lo que en otro tiempo fue.




La Karola

La Karola y el Puente Euskalduna


Seguí inmóvil, pegada a aquella baranda mientras me llenaba por dentro de ese momento presente e irrepetible que se mezclaba en el aire con aquel pasado, que jamás se me había antojado tan bello.

Continué mi paseo y a medida que mis pasos avanzaban la música penetraba más fuerte en mis oídos. Buscaba en mi caminar, entre las vigas de hierro que soportan el puente, los altavoces ocultos que hacían posible aquel regalo. Sin embargo no descubrí ni rastro de ellos.

De pronto al volver una curva del lomo de ese puente, se dibujó a lo lejos una figura apoyada en la barandilla… un músico callejero acompañaba su música enlatada en una especie de organillo, con unos personales toques de flauta.

Otra melodía empezó a sonar obligándome de nuevo a escribir alguna estrofa que después me permitiese encontrar la canción a la que pertenecían:


… barrio plateado por la luna

… linda como una flor

… bajo la luz de un farol



Carlos Gardél-Melodía de Arrabal



Cuando leí la entrada de Pato, pensé que se trataba de un maravilloso relato de realidad-ficción, que nos mostraba esas bellas imágenes de retazos de felicidad

El martes de pronto descubrí una imagen exacta a la descrita, pero absolutamente real, como a ciencia cierta ahora comprendo fue la descrita por ella.

Cuando llegué al punto en el que este hombre tocaba su música, necesité pararme a hablar con él, se me antojaba insuficiente el hecho de arrojar unas monedas en el cestillo que descansaba a sus pies. Lo que había provocado en mi interior valía mucho más que unas monedas.

Le pregunté por el nombre de la primera canción que a ritmo de tango había escuchado al entrar en el puente, no me entendió. Por su aspecto quizás fuera marroquí… no lo sé… Necesitaba expresarle lo que en ese momento su presencia había significado para mi… sin embargo no fue posible.

Su sonrisa y sus para mi extrañas palabras, sin decirme nada, lo dijeron todo.

Decidí hablarle en francés y algo me entendió, tan solo repetía… “Carlos Gardel”… “Carlos Gardel”…

Sus labios al despedirme me decían:

Merci

Merci

Merci

Pato sonreía el otro día pensando que esa vez la felicidad no le había encontrado distraída… yo sin embargo cuando continúe mi camino sonreía también, pero pensando que aquella felicidad inesperada y mañanera, desde luego a mi, me había encontrado completamente distraída.

Por ello, yo no la dejé partir “por un callejón solitario agitando sus alas en la noche, subiendo escalones de aires para atravesar otro corazón a la vuelta de alguna esquina “… ese martes por la mañana, yo me la llevé conmigo…



En el momento en que me alejaba, sonaba “Tango Argentino de Carlos Gardel”



Esta canción la conocía y no he necesitado bucear entre cientos de canciones para localizarla.


No he parado hasta encontrar esas viejas canciones de Carlos Gardel y de entre todas ellas descubrir las melodías que sonaban esa mañana en ese puente que sin buscarla me trajo retazos de felicidad.

06 mayo 2008

Pizarr o Pizarnik ??? ...



On Your Shore- ENYA





Cuando la noche se hunde en el abismo,

cuando de pronto, la ansiada soledad nos pesa,

cuando lo habitual pasa a resultar extraño,

cuando los silencios, se vuelven ruidosos y molestos,

cuando la anhelada penumbra, nos asusta.

CUANDO …

CUANDO …

CUANDO …

¿ Que ocurre de pronto en nuestras vidas, cuando las soledades, los silencios y las tinieblas de la noche, lejos de acompañarnos, nos angustian ?


Hoy publico de nuevo estas letras que publiqué el 28-12-2006, en las que mis palabras se mezclaban con las de Alejandra Pizarnik, mi gran poetisa, para intentar a modo de puzle expresar cómo me sentía en aquellos días.

Mi vida se había desmoronado como un castilo de naipes y parecía que jamás volvería a recuperar su ritmo.

Hoy, cuando veo a mi hija patinando a pesar de que su pierna derecha por dentro parezca un mecanotubo, cuando ha pasado ya un año de la ausencia de mi ama, cuando por fin la enfermedad parece haber decidido trasladarse a otros lugares en los que la traten mejor que en esta casa y cuando definitivamente en junio me incorporo de nuevo a mi despacho y a mi puesto, tras 3 años de baja...

Tengo que decir una vez más que doy gracias a la vida, por todo lo que me ha dado. Siempre, sin lugar a dudas ha sido mucho más de lo que me ha quitado.

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